domingo, 27 de enero de 2013

Remando a la Locura.-


Vacía como un vaso deámbula por las calles, vacía y perdida, solo la viste el viento.

Dícen que él la amaba, Cuentan los rumores que ella sonreía después de besarlo. Las tormentas se albergan en sus ojos, los nidos de ratas duermen en su pelo color plata. Y sus manos arrugadas apenas sostienen la esperanza.

Un día la escuché cantar en paseo ahumada, agitaba un vaso con monedas. Comencé a llorar, las lágrimas se escapaban de mis ojos. Ella seguía cantando, su voz se enredaba con el bullicio de la gente, y la gente nunca la miró.

¿Acaso nadie más la oye cantar? ¿Acaso nadie ve su amargura?. Horas pasaron, el sol se fue, ella seguía cantando esa letra tan desgarradora, esas palabras tan crueles que brotaban de un corazón hecho pedazos, de una locura absoluta incontrolable y destructiva.

Se enamoró perdidamente, vivieron juntos, se amaron cada noche, tuvieron muchos hijos "pero el se fue, si se fue al mar, en un bote a remos, se fue al mar, me lo dijo mientras cerraba los ojos". Él le contaba una historia cada noche mientras la sostenía en su pecho, ella oía latir su corazón y el eco en su tórax de su grave voz.

"Corrí a la orilla, pero el se fue, se fue en un bote a remos, le grité con fuerzas que se quedara conmigo, pero el se fue, se fue en un bote a remos, y lloré, lloré hasta que se me secaron los ojos, porque el se fue, se fue en un bote a remos... más allá, al más allá, se fue sin mi, ya sus labios no me contarán otra historia que no sea la del bote a remos".-

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