martes, 26 de febrero de 2013

Palabras y Gemidos Simples

Sábanas rosadas en la cama. Recuerdos que se agolpan en la garganta, recuerdos placenteros de cuerpos ajenos en su piel.

La Soledad se acomodo junto a ella, y por más que trato de quitársela de encima, ella persistió enferma de celos por sus huesos.

Dedos rozando su piel... el solo roce de la ropa la excita, la suave brisa entrando por la ventana la estimula y se deja llevar. Se va por lugares oscuros, un rincón con aroma a cigarro y manoseos por debajo de la ropa, con ese "chico malo" casual, con lengua sabor a piscola. Su cuerpo se mueve, se estremece un poco, el calor comienza entre sus piernas, siente el rubor de sus mejillas, y sus labios rojos entre abiertos piden un beso eterno...

Acuden a ella recuerdos perpetuos en el sofá de su abuela, esa lengua entrando en ella, húmeda, pervertida, él sosteniendo sus nalgas. Su manos aferrándose a los cojines rojos con manchitas color marfil. 

Sus propios dedos inquietos la buscan, ella sumergida en recuerdos apenas lo percibe. Esta soledad la agobia a veces oprimiendo su pecho, pero esta noche la deja desatar su calentura. Calor, ahí dentro...

Húmeda y jadeante se entrega al placer más persistente, recuerda esa lengua, recuerda ese cuerpo debajo de sus nalgas, susurra un nombre, lo dice entre gemidos que la ahogan.




lunes, 4 de febrero de 2013

Escribir desde aquí

5.23 am y de la nada comienzo a escribir. Me duele, me duele el alma.

Hay tantas cosas que no entiendo, no sé cuando me perdí. Hay tantas cosas, hay tanta nada revoloteando en mi interior. Como un pájaro que se cae del nido, intenta volar, chocando con todo, y no consigue más que agotarse.

Quiero volver a sentir. Mientras más se desea algo, menos se consigue. Quiero amar otra vez. Mientras más lo intento, no resulta. Quiero desaparecer, perderme para siempre, desvanecerme hasta en los recuerdos, que no me sientan ni por si acaso.

La gente no sabe, ni se imagina, cuan rota puede estar una persona, quebrada, trizada, con fecha de caducidad. La gente no sabe, ni se imagina, lo difícil que es obligarse a vivir, a fingir que nada malo pasó. O quizás, lo saben, pero simplemente ya nada les importa...

Iré a dormir, darle espacio a las frustraciones, cuestionamientos y dolores del alma nunca es sano, ni para ti, ni para mi, ni para para nadie.-