sábado, 30 de marzo de 2013

Fideos con Salsa

Percibir en mi nariz el aroma a boloñesa en la pequeña cocina de mi abuela. Mi abuelo sentado en su sofá rojo con su panza sobre las rodillas.

Recorro el pasillo del departamento, mi tía me sonríe y me dice entre risas "comeremos fideos con salsa", y la felicidad me hacía dar ese gritito de alegría que a todos hacía reír a carcajadas.

Todos siempre han sabido de mi fascinación por los fideos, todos los que me conocen pueden ver mi inmensa sonrisa al percibir el aroma en la cocina que sea, es que los fideos marcan tantas etapas bellas de mi vida.

Cuando era una niña y me sentía rechazada por mi madre, por ser diferente, por ser tan libre y dispersa, sentía que me amaba cada vez que me hacía fideos con salsa, y me repetía hasta tres platos y ella sonreía. Sentía que la felicidad era inmensa y tan simple, tan absoluta y tan invisible.

Mis primeras incursiones en la cocina comenzaron a los 13, mi vieja cayó en una depresión severa, y por obligación comencé a cocinar, ya que al principio lo detestaba de sobremanera. No creo que sea sorpresa que sepan lo que primero comencé a preparar, si, fideos con salsa, de todos los tipos, con carne, sin carne, verduras varias, y crema.

Cada vez que recurro a mis recuerdos de una familia feliz junto a él, recuerdo un día nublado comiendo fideos con salsa Alfredo en la cama mientras veíamos televisión.

Y es así como un simple plato, se transforma en un amuleto de buenos momentos, de buenos recuerdos, y esa felicidad que a veces es imperceptible puedo degustarla en mi boca, cerrar los ojos y sentir que no es tan difícil de conseguir después de todo.-