sábado, 19 de octubre de 2013

Un Café

Me arranqué el otro día a un cafécito por lastarria. De la nada viajé a otra temporada, a otra época...
Grupos de jovenes con anteojos grandes y ropita nerd embriagaban las calles con sus risitas anticuadas, sus temas profundos y sus libros sobres las mesas. Me senté, con mis anteojos grandes, y pedí un cortado espumoso con unas medias lunas.
Se sentó a mi lado con su boina gris y su barriga gigante, picoteó las medias lunas y me sonrió con sus dos dientes. Hablamos de cosas graciosas, le conté sobre mi hijo, se molestó un poco porque soy madre soltera, pero soltó muchas carcajadas cuando le conté de esa vez que se robó los tomates y se los comió en un rincón. Me dijo que estaba linda, toda una mujer, se comió las medias lunas y me besó la frente, me aferré a su aroma; y no me tomé el último sorbo de café por temor a que no fuera a volver...
Un viernes al mes nos tomamos un café, los recuerdos y yo, a eso de las 6, a veces viene él, otras veces ella, a veces los tres, por ahí donde todo es ayer, por ahí donde las calles y la gente se quedaron estancadas en el tiempo.

3 comentarios:

  1. Wueon!!!! por que no me habías contado de esto??? esta genial leere todas tus cosas :D

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  2. Llegué por twitter a tu blog, bien bueno, lo leeré con frecuencia :D Saludos!

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